La psicoterapia nos ayuda a entender nuestras frustraciones, de manera que podamos librarnos de éstas. Asimismo, nos enseña a asimilar de manera razonable y ponderada las adversidades. Recordemos que no son los hechos en sí los que repercuten en nuestro ánimo, sino la forma en como, primero, los percibimos y, luego, los procesamos. La psicoterapia es la mejor herramienta para rectificar esas distorsiones cognitivas que nos conducen a sobrevalorar las desventuras que se atraviesan en nuestro camino y, sobre todo, para hacernos individuos fuertes y seguros de nosotros mismos.
Ahora, la pregunta es: ¿es la psicoterapia otro distorsionador cognitivo; uno positivo, acaso?