No muchos sermones incluyen el mensaje de que todos nos vamos a morir y que no hay otra vida después de ello.
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Pero esta asamblea dominical no ofrece servicios religiosos ordinarios.
Lanzada el mes pasado como una reunión para no creyentes, es -en palabras del maestro de ceremonias, el cómico británico Sanderson Jones- "en parte un espectáculo de baile, en parte una iglesia atea, una completa celebración de la vida".
Más de 300 personas se amontonan en las instalaciones de una iglesia desacralizada para unirse a la celebración en la mañana del domingo.
En lugar de himnos, los no-fieles se ponen de pie para cantar canciones de Stevie Wonder y Queen.
Hay una lectura de Alicia en el País de las Maravillas y una presentación en Power Point del físico de partículas Harry Cliff que explica los orígenes de la teoría de la antimateria.
"No es una iglesia, es una congregación de personas no religiosas"
Jess Bonham, asistente a la Asamblea Dominical
Parece un espectáculo de monólogos cómicos. Jones y la cofundadora, la comediante Pippa Evans, bromean con la multitud.
Pero hay momentos más serios.