¿Qué es el hombre? ¿Un bicho que forma parte de la naturaleza como un mero número dentro del infinito número de especies? ¿O, por el contrario el hombre trasciende lo “simple animal” para coronar una obra majestuosa en la que encarna algo más que cualquier simple hormiga?
Amargados de su propia insignificancia, abogarán por un hombre animal sin más trascendencia que el devenir de una simple vida encaminada a sobrevivir por encima de otras especies. Otros, orgullosos de lo que SER hombre significa, encuentran una trascendencia espiritual que culmina una obra divina con características de eternidad.
Entre el hombre animal y el HOMBRE espiritual hay un abismo. Un abismo de conocimiento que se ha ido desarrollando a través de los siglos y que los desprovistos de formación desmienten por puro desconocimiento. Unos, desesperados por su propia insignificancia animal, esperan confiados en que un día, tal vez en un futuro conocido, aparezca un nuevo ser apodado “Superhombre”, que consiga dar apariencia divina a un individuo carente de un Dios aceptado.
Yo creo en la trascendencia del hombre en su íntima comunicación con un Dios creador que lo dota de significación existencial. Creo en el hombre complejo alejado de la simplicidad del hombre acomplejado y llanamente animal.
¿Será que los animales no son capaces de ver más allá de una concepción simplista del hombre?
Un saludo