Tengo toda la sensación de que me voy a tomar unas vacaciones. Tengo que pensar en ello, y seguro alguien me ayudará a pensar. Tomarlas, también, para pensar, porque algunas cosas al menos a mí, me producen tanta inquietud sobre el medio en que tales cosas se desenvuelven, que, bueno..., hasta un poco de temor de terminar parecido al medio dan.
Claro que está de vez en cuando encontrar cosas útiles -como creo que bello es lo útil, aún estéticamente, me sirve-, algunas que hacen reir, otras que incentivan a mirar más en profundidad a alguna persona o alguna idea... Claro que está.
Pero la cara, la cara, demasiada careta es a veces costosa de digerir. Un poco, bien, más que un poco..., bien. Pero caretas que pasan de una cosa ahora a la contraria cuatro más abajo..., en fin. Y sartenadas de hoquedades sin el menor sentido porque total el aire -por ahora- es gratis, en fin, cansan. Hacen pensar en vacacionar un rato.
Se me ocurrió echar la vista atrás, unos vistazos nomás, lejos y cerca, y al rato nomás ya me dolían los ojos.
"No somos reales aunque somos conscientes", se dice por ahí con una liviandad que asusta, porque a los dos pasos se afirma que "dejamos nuestra firma, evidencia de que somos seres existentes y distintos". Mama mía. No somos reales pero somos existentes, y como no somos reales, somos existentes lo que queda evidenciado en una firma. Y, claro, distintos, conscientemente distintos. Tales profundidades, hondas como la superficie de una mesa, se corresponden con señalamientos como que "la vida es la vida", aspecto éste que le proporciona a cualquiera elementos suficientes para comprender sin la menor duda que la vida es la vida.
Como bien señala la coherencia de la coherente, uno es chiquito y como tal, no le da la sabiola para tamañas cosas, semejantes flujos lo exceden. En una de esas me abro un blog propio, quien sabe. Pero eso sí, para usarlo en hablar de estos lugares, cosa de que sea interesante. No lo sé, tendría que pedir consejo.
Sí, en una de esas sí, una pelopincho a rebosar, una ecuatoriana que me alcance un vaso de tinto -"vi negre"- cada tanto mirando como desbarrancan una cabra por el campanario desde detrás de ahumadas gafas -yo, no la cabra, claro-, dejando ir mi cabecita loca hacia la necesidad de la democracia orgánica en el feudo de la cochinchina..., sí, quizá...
Me lo voy a pensar, juro que en cuanto me nacionalice, lo pienso.
Chau