Hay un tema por allí girando, sobre las "discriminaciones", y como no tenía muy claro el asunto me fui a ver a mi oráculo personal que, mientras se zampaba dos cervezas navegó un buen rato sobre temas tan variados como religión, raza, literatura, culturas diversas y diversidades amatorias, con lo que me dejó para atender a una señora indignada que se preguntaba sobre la existencia o no de los fantasmas.
De camino hasta este lugar, concluí -o más o menos- que como casi todo, las cosas son según el color del cristal con que se mire, frase que repito a menudo pero que me sirve por lo menos para explicar el color que es el mio,o que creo que es el mio.
Y me digo que, de algún modo esta gentuza que pululamos -me incluyo, claro, quedan fuera solo los no pululantes- por este lugar ancho y ajeno como diría don Ciro, venimos buscando desde que aparecimos, por lo menos dos cosas que enunciaban los franceses en las inmediaciones del invento de Guillotín: igualdad, y libertad. O casi mejor, al revés.
Como en toda búsqueda, hay quien dice "bueno, ya está bien, hemos llegado", y siempre el soberbio Juan El Preguntón que no se da por satisfecho y quiere más. Sin los Juanes, estaríamos aún en la edad de piedra.
Los Juanes de cada etapa, han ido haciendo caer las estatuas, siendo por tanto herejes que, en buen cordobés básico quiere decir que cuestionan y eligen, optan. Y como somos como somos, cada pasito ha significado un pasito hacia esas dos pavadas afrancesadas. Sin embargo, el reconocimiento como "iguales", como frates a los propios Juanes -excluyo ya a los que no son Juanes, como se verá-, no es sencillo, porque romper lo que me decía mi oráculo acerca de cosas que se enraízan en eso que llama la cultura, cuesta en verdad un huevo y la mitad del otro, caso de existir. "Razonablemente" se acepta, pero vencer, lo que se dice vender, dificil, duro caminito.
Ahora, teniendo mi amigo una visión optimista del mundo, que obviamente se acentuó cuando acudió en auxilio de la indignada, me dejó con una frase de su colección: ayer era peor, hermano. Y mañana va a ser mejor, hermano. Lo principal es seguir siendo Juan.
Chau