Una señora que conozco un poco, que no es ni creyente ni no creyente, me hizo acordar hoy la historia del "nadal", la Navidad en Catalunya.
Dice la tradición, que el día primero de diciembre, los niños acudían al bosque y se traían de allí un "tió", esto es, un tronco. Lo colocaban en la sala de la casa, con una manta para que no tenga frio, y todos los días, hasta el 24 de diciembre, le dejaban por las noches algo para comer. El "Tió", de este modo, engordaba y engordaba, hasta que el 24 por la atardecida, la "tardor", con una vara comenzaban a golpear al "Tió" para que cagara todo lo que se había comido en ese tiempo, y cuando ya estaba bien garroteado, quitaban la manta y allí, por la parte trasera, estaban los regalos que había cagado. Efectivamente, se llama el "caga-tió", es parte de la cultura catalana. Antiguamente, los regalos eran normalmente golosinas, casi siempre algo de comer. Claro que ahora las cosas han cambiado, y los regalitos ya tienen más que ver con lo que pueda cada familia, bah,lo de todo el mundo.
El 25 es día de comida, la tradición dice que es de "escudella y carn d´olla", y el 26, que es Sant Esteve y es feriado, canelones con las sobras de la carn d´olla debidamente triturada.
El cuentito de la sra., me hizo acordar que en Uruguay, se usaba hace años -no sé ya- aquello de salir con una maleta a dar una vuelta a la manzana, creo que también en Colombia, donde se usa lo de poner bajo cada comensal en la mesa una patata pelada, una a medio pelar y otra sin pelar, y según la que se sacara así sería el años próximo.
Total: que estas fiestas, navidad, año nuevo, son en realidad además de un pretexto para el fomento consumista, partes de una cultura añeja, en que los hombres se reconocen a si mismos y se desean o esperan algo mejor. No casualmente aunque el festejo sea de todos, los destinatarios sean básicamente los niños, el futuro. Como dice don Eduardo, hay algo que no se puede prohibir aunque se quiera:Imaginar.
Chau