La emigración asturiana

La emigración asturiana hacia México salió de todas las zonas del Principado, aunque fue predominante la zona oriental. Después de la independencia de México, el proceso de emigración de Asturias a ese país tiene su primer momento importante hacia 1880. Posteriormente, después del conflicto bélico en Cuba de 1898, se presenta una nueva emigración intensiva en los primeros años del siglo XX. La crisis económica de los años veinte marcará otro momento importante en la emigración. El final de la Guerra Civil española provocará el exilio y con él la llegada de muchos españoles a México. El último período de emigración masiva tendrá lugar entre 1946 y 1954.

Salían del Musel en Gijón o de La Coruña, hacían escala en La Habana antes de llegar a México. Las naves que transportaron a los emigrantes a México fueron muchas, pero hay algunos nombres que a lo largo del siglo son referencia obligada: Alfonso XII, María Cristina, Lafayette, Habana, Magallanes, Marqués de Comillas, Guadalupe y Covadonga.

Ya en México los emigrantes se establecían mayoritariamente en Veracruz, Tampico, Córdoba, Puebla, La Ciudad de México, San Luis y Torreón. En México se casaban y formaban una familia, a veces lograban regresar por temporadas, otros tardaban muchos años en volver y algunos nunca lo conseguían. La única protección real que tenía el emigrante en la nueva tierra eran las asociaciones benéficas o regionales creadas por ellos mismos. En estas asociaciones se mantenía el vínculo con la tierra natal y se conservaban las tradiciones y costumbres.

Dice el poeta:

“Con un nudo en la garganta, una maleta vieja y la última merienda que preparó la madre salimos de la aldea rumbo al Musel. En el camino, el húmedo verde de Asturias era un adiós desesperado para aquellos que salíamos a tierras lejanas a trabajar con el tío o el primo.

Sabíamos cuando partíamos, pero no sabíamos cuando podríamos regresar de nuevo a nuestra Asturias del alma. ¿Valdría todo esto la pena? ¿Volveríamos algún día a casa? ¿Moriríamos lejos, después de una vida llena de nostalgia? ¿Cumpliríamos la promesa hecha a nosotros mismos de volver en primera?

Después supimos la respuesta. Y también supimos que parte de nuestra vida la dedicaríamos a crear nuestros pequeños rincones de Asturias bajo el cielo de la nueva patria, para sentirnos siempre un poco más cerca de casa”.