Jesús fue un judío de su época, que odiaba a los de su generación.

En repetidas ocasiones maldijo a sus contemporáneos.

Fue machista, como siempre fueron los judíos.

Entre sus doce apóstoles, no hubo mujer alguna; y las que le seguían eran para servirle a él y a sus discípulos.

Al menos, eso cuentan los evangelios.


“También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé, 41 quienes, cuando él estaba en Galilea, le seguían y le servían; y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén”.
(Marcos 15:40-41 Reina-Valera 1960)


“Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”.
(Lucas 8:1-3 Reina-Valera 1960)