Toda la fe debe estar provista de razón, tal como la razón misma contiene fe. Una frase dice que nadie tiene una certeza absoluta excepto Dios y los dementes. Lamentablemente, cuando los escépticos intentan aseverar la inexistencia de Dios, ellos pierden el contacto con la realidad y el razonamiento firme, e inconscientemente se van por el largo y oscuro camino hacia la insensatez.