No es un bla, bla, bla, compañero agnóstico.
Kimo ha dado pruebas contundentes de que Jesús fue, en su significado más amplio y profundo, un testigo de YHVH.
Los bahai en todo el mundo, tarde tras tarde, entre mediodía y la puesta de sol, oramos a YHVH, el Único Dios, haciéndonos testigos de su unicidad y poder, repitiendo cada uno en su idioma las siguientes palabras:
"Soy testigo, oh Dios mi Dios, de que me has creado para conocerte y adorarte. Soy testigo, en este momento, de mi pobreza y de tu riqueza, de mi impotencia y de tu poder. Sólo Tú eres Dios, el que ayuda en el peligro, el que subsiste por Sí mismo"