Cita Iniciado por KIMO Ver Mensaje
Hebreos 1:8:

VM dice: “Del Hijo empero se dice así: ‘¡Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos!’”. (VV, NBE, EH (1976), TA, BJ, NC lo vierten de manera parecida.) Sin embargo, NM dice: “Pero con respecto al Hijo: ‘Dios es tu trono para siempre’”. (AT, Mo, TC, By comunican la misma idea.) (........)
Esto que dices demuestra lo mal traducida que está vuestra biblia y lo mal traducidas que están otras biblias que han traducido de forma similar a la vuestra en ese versículo, pues el texto griego no dice lo que dice vuestra biblia, sino que llama al Hijo "el Dios". Y se demuestra en todo el contexto de la cita que nos recuerdas, pues todo el contexto dice así:

Hebreos 1:5-10
Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Mi Hijo eres tú,
Yo te he engendrado hoy,
y otra vez:
Yo seré a él Padre,
Y él me será a mí hijo?
1:6 Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.

1:7 Ciertamente de los ángeles dice:
El que hace a sus ángeles espíritus,
Y a sus ministros llama de fuego.

1:8 Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo;
Cetro de equidad es el cetro de tu reino.
1:9 Has amado la justicia, y aborrecido la maldad,
Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.

1:10 Y:
Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos
.

Ya ves que la cita en su contexto, hablando del Hijo, dice que en el principio la tierra y los cielos fueron fundados por Él.

Kimo, vuestras biblias han sido mal traducidas del texto griego, y si quieres ser fiel a la verdad, algún día tendrás que reconocerlo.

Con esto no quiero decir que otras biblias no tengan errores, pues también los tienen. Y uno de los errores que está presente en todas las biblias que he conocido, es que llaman "mandatos de Dios" a los mandatos del Antiguo Testamento que ordenaban matar a las personas en muchas ocasiones. Esos mandatos fueron atribuidos a Dios pero no habían sido realmente dados por Dios, sino que eran mandatos de hombres, y por eso Jesús los anuló.