La verdadera Ley de Dios, que es la que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, no se quitó. Lo que se quitó fueron los mandamientos de los hombres que los escribas habían añadido a la Ley, pues, aunque no quieras aceptarlo, la Ley fue cambiada por los escribas, como dijeron los profetas:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
Entonces, si insistes en decir que la Ley no fue cambiada por los escribas, contradices a los profetas.
El documento manuscrito que había contra nosotros eran los mandamientos que estaban escritos en el viejo testamento que fueron anulados por Jesús porque sólo eran preceptos de hombres. Jesús no puso fin a la verdadera Ley de Dios, que son los mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio, pues Jesús mandó guardarlos........“Bondadosamente nos perdonó todas nuestras ofensas y borró el documento manuscrito contra nosotros, que consistía en decretos .....” (Colosenses 2:13, 14)
La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos enseñó en el Evangelio, que así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Jesús también enseña los verdaderos mandamientos de la Ley de Dios que debemos guardar para entrar en la vida y que así nos dicen:
"Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo 19:16-24)
A los hombres codiciosos que se hacen dueños de muchas posesiones les cuesta muchísimo entregar sus bienes a los pobres. Ellos no quieren el camino de la misericordia y prefieren imponer sacrificios y esclavitud a los pobres. Por eso, Jesucristo también les dijo:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:34-40)
El Señor no mandó que se mate a las personas que cometen faltas, sino que se les perdone, pues el Evangelio así nos dice:
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
"Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas". (Mateo 6:14)