Pana: tu comentario me hizo acordar de un chiste que leí ayer, creo. Uno dice a otro: "Dicen que han encontrado un planeta que podría ser habitable". Y el otro contesta: "Claro. Se llama Tierra".
Cierto es que no en cincuenta mil años, en una de esas ni en uno, vaya a saber si queda algún paisano por estos territorios. El mundo está en manos de unos locos con carné, según decía el emisario y es tan cierto como que de los locos todo puede esperarse.
Sin embargo, fijate vos. Si uno mira parcialmente, a veces demasiado individualmente, puede creerse que hace 3 o 4 años estabamos mejor. Y no estoy del todo seguro. Nada existe sin su contrario, y todo lo malo que ha sobrevenido ha hecho sobrevenir también cosas buenas.
No hablo de ser "entusiasta", que no me cabe. El optimismo es otra cosa. Los "entusiastas" sostienen que es ser optimista que el hombre haya hecho el "mejor mundo posible", corregible pero posible. Y eso es pesimismo, justamente el que se va rompiendo. Va calando despacito, despacito pero sin pausa, que otro mundo es posible.
¿Como no ser optimista si todos los días uno ve que cada día hay más que se levantan, aún sentandosé se levantan contra la mierda? ¿Como no ser optimista si países enteros se conjugan para decir que hasta aquí, sin amenazas pero que hasta aquí, y ojo con las piedras que son resbalosas? ¿Como no ser optimista si recorre el mundo como fantasma de viejo cuño pero tan nuevo la "dignidad humana"?
Claro que hay cosas que mueven a pensar que "estamos ahora peor que hace tres o cuatro años". Y hay cosas que son peores, sin duda. Pero vos sabés, precisamente vos sabés de esta pelea, esta vieja lucha entre lo bueno y lo no tanto, no? Precisamente vos sabes que debe darse dentro de cada uno también. Y de a poquito, solo hay que mirarlo... Sobrevendrán peores, todavía no imaginamos cuanto. Pero ahí está, no el "optimismo" voluntario, el "entusiasmo" personal, sino el que la realidad muestra.
Y aun en lo personal, cada dia más duro, parece, y a veces lo és, como nó. Pero, amigo mío, levantarse y escuchar al rato a tu hijo componiendo música para mañana, ponerte a leer el blog de Silvio que te cuenta que anoche fue a tocar a un barrio perdido y protesta de que el agua no llega a donde debiera (¡a este le va a caer la represión encima, protestante!). Salir a caminar un rato y cruzarte con la florista que te pregunta, confianzuda, cuando será la próxima reunión del FUCSF y asegurás mañana. Pasarte la tarde dándole al teclado porque te acordás del viejito de Lleñapañada que jamás salió de su pueblo pero se conoce todos los caminos, y te cuenta que donde se termina uno arranca el otro. Y echar un ojo al otro culo del mundo para saber como van tus cosas allí, para que te cuenten de una visita a Gerardo con el abrazo ciberespacial que le llegó.
El optimismo es mañana. Que en una de esas es tan difícil o más que hoy. Pero no es hoy, es mañana. Mientras haya, a eso, por cierto, no pueden mandarle un drone.
Chau