Muchos nos hemos convencido que el universo, las leyes de la naturaleza y la vida misma no pueden haber surgido por pura casualidad. ¿Se trata de una conclusión lógica?
Es que la ciencia realiza una magnífica función explicando fenómenos físicos como la lluvia. Pero matiza: Cuando se trata de planteamientos como ¿Por qué existen las leyes naturales?, la cosa cambia. Los descubrimientos científicos específicos no inciden demasiado en estos tipos de cuestiones: muchos de los grandes interrogantes continúan inmutables desde el principio de la civilización y todavía nos preocupan.

Lo importante para mí no es que haya regularidades en la naturaleza, sino que estas regularidades sean matemáticamente precisas, universales e interdependientes.
Albert Einstein las llamó la razón encarnada. Lo que debemos preguntarnos es cómo fue posible que la naturaleza tuviera estas características. Hombres de ciencia, desde Isaac Newton hasta Einstein pasando por Heisenberg, se han planteado y respondido esta cuestión. Su respuesta es la Mente de Dios.