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Loma_P
Voy ha hacer algo mejor so bragazas que eres un bragazas y sin necesidad de salirme del hilo.
"Estamos convencidos de que la gente necesita y requiere esta fe. Por lo tanto hemos llevado a cabo la lucha contra el movimiento ateo, y esto no sólo con unas pocas declaraciones teóricas: lo hemos aplastado."
(Adolf Hitler, en un discurso en Berlín, 24 de octubre de 1933).
"Aprendí mucho de la orden de los jesuitas. Hasta ahora, nunca ha existido en la tierra nada más grandioso que la organización jerárquica de la Iglesia Católica. Yo transferí a mi partido mucho de esta organización".
Papa Pío XII y la Iglesia Católica durante el Nazismo y la Segunda Guerra Mundial. Es un tema muy controversial, pero no podemos negar el conocimiento a los hechos que sucedieron. Desde los años 20, la Iglesia condenó al nazismo y en las elecciones de 1932, Hitler fue rechazado en las urnas en las regiones católicas como Baviera. Entre 1933 y 1936, El Vaticano dirigió a Berlín 34 notas oficiales en las que tachaba de total aberración la ideología hitleriana.
El cardenal Karl Lehmann presentó en Maguncia un estudio que ilustra el papel de la Iglesia de Roma en el sistema nazi de trabajos forzados durante la II Guerra Mundial. Entre seis y ocho mil esclavos judíos trabajaron para ella. Y la Iglesia se benefició con esa esclavitud.
El historiador Karl-Joseph Hummel, que ha editado este informe, describía las dificultades de los católicos bajo el nazismo. “Mediante contratos con el Ejército, los monasterios y otras instituciones evitaban las posibles expropiaciones” de un régimen hostil. Para cumplir estos contratos en medio de la guerra, la Iglesia recurrió a los trabajadores forzados puestos a su disposición por los nazis como “medida de autodefensa”. El catedrático de la Universidad Libre de Berlín Wolfgang Wippermann destacaba la “estrecha relación” entre la Iglesia católica y la Comisión de Historia que ha guiado el estudio. Para él “tiene como meta la justificación de algunos comportamientos del Vaticano respecto a la Alemania de Hitler”. Se calcula que el Tercer Reich entregó a sus empresas colaboradoras cerca de ocho millones de trabajadores forzosos. Los que fueron entregados a instituciones eclesiásticas eran en cierto modo los más afortunados, puesto que fueron empleados en labores de cocina, limpieza o agrícolas.
La Iglesia católica aprobó el rearme de Alemania, yendo en contra del Tratado de Versalles, desde luego, pero también en contra de las enseñanzas de Jesús, en especial, las que celebran la paz, la bondad y el amor al prójimo; la Iglesia católica firmó un acuerdo con Adolf Hitler desde su asunción como canciller en 1933; la Iglesia católica calló sobre el boicot de los comerciantes judíos, no protestó ante la proclamación de las leyes raciales de Nuremberg en 1935, guardó silencio en 1938 cuando ocurrió la Noche de los Cristales; la Iglesia católica entregó su archivo genealógico a los nazis que supieron desde ese momento quiénes eran cristianos, y por lo tanto no judíos; la Iglesia católica sostuvo, defendió y apoyó al régimen pro nazi de los ustachis de Ante Pavelic en Croacia; la Iglesia católica absolvió al régimen colaboracionista de Vichy en 1940; la Iglesia católica, aunque estaba al corriente de la política de exterminio iniciada en 1942, no la condenó, ni en privado ni en público, como tampoco dio órdenes a los curas u obispos de censurar ante los fieles al régimen criminal.
(Michael Onfray y John Cornwell)