Cita Iniciado por Elisabet* Ver Mensaje

No tiene sentido decir que Dios había mandado hacer sacrificios para el perdón de los pecados cuando los sacrificios no podían borrar los pecados.

Dios no quería ni había mandado sacrificios, por eso Jesucristo dijo:

Si hubieses comprendido lo que significa misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes.

Jesucristo dio su vida para enseñar los mandamientos que Dios había dado realmente. Por eso la sangre de Jesucristo es la sangre del Nuevo Pacto, porque Jesucristo dio su vida para enseñarnos los verdaderos mandamientos del PACTO y dejar anulados los mandamientos del viejo Testamento que no eran realmente mandamientos de Dios sino de hombres, y por eso fueron abolidos por Jesucristo, pues Él no había venido abolir la verdadera Ley de Dios.

Todos los mandatos que Jesucristo abolió del Viejo Testamento solo eran preceptos de hombres, no de Dios.
debido a la imperfección de los israelitas,
la Ley ponía de manifiesto sus transgresiones y demostró
a las claras que estaban bajo condenación.

Los sacrificios que tenían que ofrecer bajo la Ley
eran un recordatorio constante de su pecaminosidad. (Gál. 3:10, 11, 19; Heb. 10:14)

Al señalar así los males de los israelitas,
la Ley realmente estaba disciplinándolos y mostrándoles la necesidad
de ser liberados de la esclavitud al pecado.

Los que sacaron provecho de esta disciplina
pudieron identificar a Jesús como el Mesías o Cristo prometido.

De esta manera la Ley, de hecho, ‘entregó’ a los israelitas adecuadamente
disciplinados a Jesucristo, el verdadero Instructor.

La Ley, como declara Hebreos 10:1, “tiene una sombra de las buenas cosas por venir.”
Por lo tanto tenía que ceder a la realidad que “pertenece al Cristo.” (Col. 2:16, 17)

Teniendo una sombra, la Ley daba una idea de la forma o diseño general de la realidad,
pues Jesús puso las cosas prefiguradas por la Ley en el dominio de la verdad efectiva.

Es por eso que Juan 1:17 declara: “La Ley fue dada por medio de Moisés, la bondad inmerecida
y la verdad vinieron a ser por medio de Jesucristo.”

Por lo tanto, estos hechos muestran que sería sumamente inadecuado
el que alguien insistiera en que los cristianos están bajo la ley mosaica.
Como tutor, ésta sirvió bien su propósito.
“Mas ahora que ha llegado la fe [es decir, fe hacia Jesucristo], ya no estamos bajo tutor.” (Gál. 3:25)