Entró a tu vida hace Treinta años, y cláro que sigue llamando a tu puerta porque quiere entrar para alimentar tu alma. Para eso se quedó como Pan de Vida Eterna, como comida indispensable y necesaria del alma. Para el cuerpo las muchas variedades de comidas, pero para el alma ÉL MISMO.
El cuerpo muere y se descompone, no sube al cielo. El alma no muere, pero tendrá vida eterna porque se alimentó de Él Mismo. Nadie lo inventa, Él lo dijo: que quien no come Su Cuerpo no tiene vida eterna.
Él así lo creyó necesario, de otra manera no lo hubiera ordenado, aconsejado, ni advertido. El Señor no ha venido para hablar metafóricamente, ni a confundirnos ni a perder el tiempo. Él ya tocó tu puerta, ya entró en tu vida, en tus cosas y es parte de tus plan de vida, muy bien! pero Él quiere más de tí, y a eso vino y por eso se quedó para que pueda morar en tu alma y tengas vida eterna por Él,
No! de sólo deseo, sino alimentandote verdaderamente de su Cuerpo y de su Sangre. Asi que, . . . después de la puerta del cuerpo viene una segunda puerta, la del alma. La fe no es suficiente para tener vida eterna, ni sólo aceptar a Cristo como tu Señor, pero comer el Cuerpo de Jesucristo Dios, sí.
Es lo único que nos puede transformar, santificar y darnos vida eterna.