Saludos, malulo. Yerras en varias consideraciones, te lo digo sin ánimo belicista (como pocas veces, no lo niego). Primero, no soy teólogo, reitero que soy ateo, lo que no quita que como es debido, enrostre a los cientifistas lo que realmente son, creyentes de una nueva fe y que por ello no pueden llamar dogmáticos a nadie: Son iguales o peores. Luego, te pones de cabeza para describir lo que ves:
Al revés, pues hombre, al revés. Todo científico busca darle un contexto matemático a sus hipótesis, las que por nacer de su fuero interno, son la expresión más íntima de sus creencias. Pero por favor, ¿que nadie aquí ha estado en la universidad, que no conoce la realidad de la ciencia, no la ha vivido? Lo digo porque se me hace extravagante imaginarse a un científico que primero invente fórmulas y luego pretenda interpretarlas. Einstein, al igual que la mayoría de los científicos, prácticamente no inventó fórmulas, escribía sus trabajos en prosa, expresaba sus ideas tal como le asaltaban. No imaginaba que Dios existiese porque fuese a haber algún orden en el universo, ¿cómo iba a saber a priori que existiese tal orden, sin haber descubierto nada primero? El viejujín, como es lógico, creía que por, según él, existir un Dios, necesariamente debió haber creado un universo ordenado, con leyes. Se entiende, ¿verdad?. Un creyente se imagina un universo en orden como reflejo de la voluntad divina, y no al revés; es absurdo decir que el universo es ordenado y por ende, debe existir Dios. "Y ¡oh! ¿qué ha dicho Bunlass?, eso significa entonces..." ¡Claro que sí pues, manga de pajarones! ¿Cómo no haberlo percibido antes!: La ciencia es una religión también, de momento que a priori busca leyes en el universo; sin razón lógica alguna, parte del supuesto que debe haberlas.