Y yo estoy convencido que la mayoría de aquellos que se dicen cristianos, en realidad les importa un pito, todo lo que a Dios se refiere. Pocos son los que se deciden a escuchar lo que Él quiere decirnos, pocos los que están dispuestos a aceptar lo que Él nos da, en definitiva, pocos los que se atreven a confesar que son seguidores de Jesús.
No obstante, a esos pocos Nietzsche les llama débiles. Pienso que debilidad es no atreverse a decir lo que uno cree, lo que uno es.
Por lo general, la gente elige vivir sin preocuparse por encontrar respuestas a todo aquello que sea trascendente o relevante. Hay algunos no obstante, que admiten la existencia de alguna entidad espiritual, o algunas, pero sin darle importancia. Estos se llaman a si mismos creyentes, claro que sin comprometerse, a mi me parece que para creer, es necesario adquirir compromisos.