Los científicos descubrieron que el barro que comúnmente se emplea
en la cerámica tiene la capacidad de almacenar y transferir energía.
Especulan que dicha capacidad pudo haber hecho que el barro transformara
materias primas inorgánicas en sustancias químicas de las cuales surgieron las primeras formas de vida.
“La teoría también evoca el relato bíblico de la Creación —dice el informe—.
Génesis declara: ‘Y el Señor Dios formó al hombre del polvo del suelo’,
y en el uso común a este importantísimo polvo se le llama barro.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)