Jehová formó al hombre de los elementos del polvo del suelo y puso en él la fuerza de vida,
de modo que llegó a ser alma viviente,
dotado con la capacidad de reflejar la imagen y semejanza de su Creador.
(Génesis 3:19) Con el sudor de tu frente comerás pan hasta que vuelvas al suelo,
porque de él fuiste formado. Porque polvo eres y al polvo volverás”.
(Salmo 103:14) Porque él sabe bien cómo estamos formados, se acuerda de que somos polvo.
(Eclesiastés 3:20) Todos van al mismo lugar. Todos vienen del polvo y todos vuelven al polvo.
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)