Mientras se desarrolla el feto, las células se multiplican y se especializan en más de 200 tipos de células.
Durante el embarazo, algunas células de una parte del embrión viajan,
de manera individual o en grupos, a otras partes del embrión.
Otras células se agrupan y forman láminas,
o se pliegan para crear estructuras con forma de cordón o estructuras con cavidades.
Estos procesos requieren muchísima coordinación.
Por ejemplo, en un momento dado, hay láminas de células que se enrollan formando pequeños tubos.
Esto sucede al mismo tiempo en diferentes lugares del embrión.
Luego los tubos empiezan a alargarse y a ramificarse,
y finalmente se unen para crear toda la red de vasos sanguíneos del cuerpo.
Para cuando nace un bebé sano,
sus cientos de miles de millones de células ya se han especializado en el tipo correcto,
en el lugar exacto y en el momento preciso.
¿Qué le parece?
¿Es la capacidad de las células para especializarse producto de la evolución, o la diseñó alguien?
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)