Por consiguiente, el que a Jesús se le llamara “Hijo de David” (Mt 1:1; 9:27)
destaca el hecho de que era el heredero del pacto del Reino que se cumpliría en el linaje de David;
el que se le llamase “Hijo del hombre” indica que es de la raza humana en virtud de su nacimiento carnal,
y el que se le llame “Hijo de Dios” subraya su origen divino,
que no descendió del pecador Adán ni heredó la imperfección de él y que, por lo tanto,
disfruta de una posición completamente justa ante Dios. (Mt 16:13-17.)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)