Probablemente nuestra predicación sea lo que más nos caracteriza.
Predicamos de casa en casa, en lugares públicos y en cualquier lugar donde haya gente.
¿Por qué lo hacemos?
Los testigos de Jehová predicamos para alabar a Dios y dar a conocer su nombre (Hebreos 13:15).
También lo hacemos para obedecer este mandato de Cristo:
“Vayan, por lo tanto, y hagan discípulos de gente de todas las naciones,
enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20).
Y, además, lo hacemos por amor a la gente (Mateo 22:39).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)