(Tito 3:1) Sigue recordándoles que se sometan
y sean obedientes a los gobiernos y a las autoridades,
que estén dispuestos a hacer todo tipo de buenas obras,
SE debe dar obediencia a los gobiernos y autoridades terrestres
pues Dios les ha permitido existir e incluso rendir algunos servicios a su pueblo.
De modo que los cristianos tienen que ‘pagar a César las cosas de César’. (Mr 12:14-17.)
La razón que los obliga a obedecer las leyes de César y a pagar los impuestos
no es el temor a la “espada” de castigo del César, sino la conciencia cristiana. (Ro 13:1-7.)
Como la conciencia es el factor decisivo,
la sumisión cristiana a los gobiernos obviamente se limita a todo lo que no contravenga la ley de Dios.
Por esta razón, cuando los gobernantes ordenaron a los apóstoles que dejaran de llevar a cabo la comisión
divina de predicar, estos respondieron sin paliativos:
“Tenemos que obedecer a Dios como gobernante más bien que a los hombres”. (Hch 5:27-29, 32; 4:18-20.)
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)