No se trata de lo que a mí me guste o no me guste. Se trata de lo que coincide con lo que enseña el Evangelio y lo que no coincida con lo que enseña el Evangelio.
Por ejemplo, eso de que no estamos bajo la ley contradice lo que enseña el Evangelio, porque el Evangelio nos enseña que estamos bajo la Ley y los mandamientos del Evangelio y que debemos guardarlos.
Además eso de que no estamos bajo la ley contradice a otras partes de las mismas cartas, pues en otras partes las cartas dicen que estamos bajo la Ley de Cristo.