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En las escrituras hay dos Pactos, el primer pacto después de los tiempos fue cambiado en mentira por la pluma mentirosa de los escribas. (Jeremías 8, 7-8)... Y luego está el Pacto que nos vino a entregar Jesucristo, que es el Evangelio y que nos enseña los verdaderos mandamientos de Dios.

La Ley que Jesucristo enseña en el Evangelio, es la Ley que Dios había dado desde el prnicipio y que es para siempre. Jesucristo cuando predicó el Evangelio vino a enseñar al mundo la verdadera Ley de Dios, y los verdaderos mandamientos de Dios.

Toda esta enseñanza te aconseja que no sigas imponiendo como ley de Dios, todos los preceptos de muerte y esclavitud del viejo testamento judío. Porque muchos de ellos solo son preceptos de hombres, que Dios NO HABÍA MANDADO.

ESO NO ES VERDAD
EN LAS ESCRITURAS NO SOLO HAY DOS PACTOS


PERO COMO NO ESTUDIAS LA BIBLIA
NO SABES LO QUE HABLAS
Y DAS INFORMACIÓN ERRÓNEA

Pacto con Noé. Jehová Dios hizo un pacto con Noé —quien representaba a su familia—
en relación con el propósito de Jehová de salvaguardar la vida humana y animal
y destruir el mundo inicuo de aquel día. (Gé 6:17-21; 2Pe 3:6.)

Pacto del arco iris. El pacto del arco iris se hizo entre Jehová Dios y toda carne

Pacto con Abrahán. Al parecer, el pacto con Abrahán entró en vigor
cuando Abrán (Abrahán) cruzó el Éufrates en camino a la tierra de Canaán.
Cuatrocientos treinta años después, se hizo el pacto de la Ley. (Gál 3:17.)

Pacto de la circuncisión. El pacto de la circuncisión se hizo en el año 1919 a. E.C.,
cuando Abrahán tenía noventa y nueve años de edad.
Jehová lo hizo con Abrahán y su descendencia natural.
Todos los varones de la casa, entre ellos los esclavos,
tenían la obligación de circuncidarse; todo el que se negara a hacerlo sería cortado de su pueblo. (Gé 17:9-14.)

Pacto de la Ley. El pacto de la Ley entre Jehová y la nación del Israel natural
se celebró el tercer mes después de salir de Egipto, en el año 1513 a. E.C. (Éx 19:1.)
Fue un pacto nacional: aquel que nacía israelita natural estaba bajo el pacto de la Ley por nacimiento
y de este modo se encontraba en esta relación especial con Jehová.


Pacto con la tribu de Leví. Jehová hizo un pacto con la tribu de Leví:
tenía que ponerse aparte a toda la tribu para la organización del servicio del tabernáculo,
que comprendía el sacerdocio. Esto sucedió en el desierto de Sinaí en el año 1512 a. E.C. (Éx 40:2, 12-16; Mal 2:4.)


Pacto con Israel en Moab. Poco antes de que Israel entrase en la Tierra Prometida, en el año 1473 a. E.C.,
Jehová hizo un pacto con el Israel natural en Moab (Dt 29:1; 1:3)


Pacto con el rey David. El pacto con David se hizo en algún momento de su reinado en Jerusalén (1070-1038 a. E.C.).
Las dos partes del pacto fueron Jehová y David, como representante de su familia. (2Sa 7:11-16.)
Los términos eran que un hijo de la línea de David poseería el trono para siempre
y que este hijo edificaría una casa para el nombre de Jehová.
El propósito de Dios con este pacto era dotar a los judíos de una dinastía real y darle a Jesús,
como heredero de David, el derecho legal al trono de este, “el trono de Jehová” (1Cr 29:23; Lu 1:32),
así como identificar a Jesús como el Mesías. (Eze 21:25-27; Mt 1:6-16; Lu 3:23-31.)

Pacto para un sacerdocio a la manera de Melquisedec. Se habla de este pacto en el Salmo 110:4,
y el escritor del libro bíblico de Hebreos lo aplica a Cristo en Hebreos 7:1-3, 15-17.
Es un pacto que Jehová hace únicamente con Jesucristo


Nuevo pacto. En el siglo VII a. E.C., Jehová profetizó mediante el profeta Jeremías que habría un nuevo pacto,
y dijo que no sería como el pacto de la Ley, que Israel había quebrantado. (Jer 31:31-34.)
La noche antes de morir, el 14 de Nisán del año 33 E.C.,
cuando Jesucristo instituyó la celebración de la Cena del Señor, anunció el nuevo pacto,
que sería validado por su sacrificio. (Lu 22:20.)
El día quincuagésimo desde su resurrección, diez días después de ascender a su Padre,
derramó sobre sus discípulos reunidos en un aposento superior de Jerusalén el espíritu santo
que había recibido de Jehová. (Hch 2:1-4, 17, 33; 2Co 3:6, 8, 9; Heb 2:3, 4.)