Así es. Dios había dado su ley para que los hombres vivieran en paz, amor y misericordia. Pero los escribas cambiaron la ley de Dios en mentira y en su lugar escribieron muchas mandatos de hombres faltos de misericordia que Dios no había mandado. Por eso en el viejo Testamento hay escritos tantos mandatos que faltan a la misericordia.
Entonces, cuando vino Jesucristo y predicó el Evangelio, enseñó los mandamientos que fueron realmente dados por Dios, que son los misericordiosos mandamientos que Jesucristo enseña en el Evangelio y que Él mandó guardar para entrar en la vida. Y con ellos dejó abolidos los mandatos que faltaban a la misericordia y que solo eran mandatos de hombres.
Y ahora podemos ver que el Evangelio ha sido mal traducido del texto griego en algunos versículos del Evangelio y en distintas versiones de las escrituras. Esto también es parte de la abominación de la desolación en el lugar santo.
Pero Jesucristo nos enseñó que lo que Dios quiere es la misericordia:
Mateo 12:7
Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes.
Y ésta es la guía que, en su misericordia, Jesucristo nos dejó para que descubriéramos lo que es verdadero y es de Dios, y lo que no son verdaderos mandamientos de Dios.