Cita Iniciado por Augusto14 Ver Mensaje
Un discusion eterna entre ateos y creyentes es la siguiente: Prueba que Dios existe. Prueba que Dios no existe. Es que la carga de la prueba recae sobre el que afirma. Los ateos afirman que Dios no existe, por tanto la carga de la prueba recae sobre ellos.
Esto de la carga de la prueba es una carga incomoda. Algunos creyentes la asumen y responden: La existencia del mundo es una prueba de la existencia de un creador. Otros creyentes que no ven clara esa prueba renuncian: Los creyentes decimos que creemos en Dios, la fe es para nosotros suficiente prueba.
La posicion comoda pra el no creyente es retroceder un paso: Ah, es que yo tambien creo que Dios no existe.
Podria existir entonces? Porque si no se puede probar que no existe, hay que admitir que podria existir, y en ese caso no eres ateo sino agnostico.

En contradiccion con esto ultimo, me presento: Yo soy ateo. no agnostico. Por tanto no creo ni en la existencia ni en la posible existencia de Dios.

- Y puedes creer en algo de lo que no tienes pruebas?
- No, no puedo creer sin pruebas. Tengo pruebas de que Dios no existe ni puede existir.
- Ah, vaya, estas de broma.
- No, no, muy en serio. Tengo pruebas.
- Y se pueden conocer?
- Si, pero no inmediatamente. Primero tenemos que aclarar lo que entendemos por pruebas. Luego lo que entendemos por Dios. Podria ser que yo este afirmando que no existe ni puede existir un Dios que para ti no es Dios y que mis pruebas no sean para ti pruebas.

O dicho de otra manera: puede ser que no exista ningun dato o argumentacion que pueda ser considerado como prueba por aquel que la pide.
Cita Iniciado por tomas0402 Ver Mensaje
Estimado Augusto: Te has enredado en la maraña de tus propios pensamientos.
Si buscas el cuádruple salto mortal sin red, vas por buen camino.
No te garantizo la caída.
Bueno. Quizás no me he expresado adecuadamente en el post anterior.
Quise decir que, a veces, nuestra mente nos conduce a callejones sin salida.
Como aquel filósofo que dedujo que la flecha nunca llega a su destino, aún viendo caer personas asaetadas.
Ahora que pienso ¡Tengo que enterarme cómo fue rebatida esa idea!
Saludos, Augusto.