Se dice que el orden de aparición de los evangelios es: Marcos, Mateo y Lucas.
Cuando leemos el evangelio de Lucas podemos observar que, algunas veces, repite pasajes de los dos anteriores, pero modificándolos sustancialmente ya que, incluso a él, le parecen exagerados.
Este es el caso del pasaje del interrogatorio a Jesús hecho por el Sumo Sacerdote. A la pregunta: “¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?”, veamos lo que escribe cada uno:
Marcos:
“Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis = al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.» =”.
Mateo:
Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis = al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.» =
Ya está el tremendista Mateo metiendo la pata: “Y yo os declaro que a partir de ahora veréis…”. Lucas, cuando está escribiendo su evangelio, ha podido comprobar que nada de esto se ha visto, y modifica la supuesta respuesta de Jesús;
Lucas:
“De ahora en adelante, el Hijo del hombre = estará sentado a la diestra = del poder = de Dios.» =”.
Aquí, de “venidas”, nada. Lucas, como hombre pragmático, deja zanjada la cuestión. El que quiera comprobar: ¡Que vaya al Cielo!
La Verdad nos hará libres.