Resulta muy difícil entender el montaje teológico del Cristianismo.

Un dios que tiene un pueblo elegido, de pronto quiere acoger a todos los pueblos (los gentiles), y envía a la tierra a su hijo para que, con su muerte, redima a todos de un pecado cometido en los albores de nuestra existencia.

Siendo esto una empresa universal, lo hace todo a escondidas. El hijo elige para su misión a doce patanes. Ni siquiera tiene buen trato con las autoridades religiosas. Resucita y nadie le ve, a excepción de sus amigos.

¿Pero esto tiene algún sentido?