Pues resulta raro, porque a la población civil no se les dejaba ir armados. Y lejos de ir armado y contra su propia predicación le cortó una oreja a un centurión romano en acto de servicio pero no fue arrestado. Es como si ahora alguien lleva una pistola, va un policía a detenerlo le da un tiro en una pierna, el policía se va al hospital y el delincuente sigue su curso, igual de lógico jajaja.
Estas milongas no se las creen ni los niños.