Dicen los creyentes que la Biblia es la palabra de Dios, pues éste inspiró a las distintas personas que la escribieron.

Suponiendo que esto fuera así, debemos considerar que no disponemos de los originales, ya que estos se han perdido.
Lo que tenemos es la tercera o cuarta copia de los originales, copias estas escritas por copistas. Procede preguntarnos ¿También Dios estuvo guiando las manos de estos copistas, a fin de que no se dieran errores?

He observado que en la Biblia aparecen números harto extraños. Quizás demasiados grandes para la escasa densidad de población que había por aquellas fechas.

El relato siguiente no es fácil de creer. Ocultar a treinta mil guerreros, cerca de un lugar; sin que hagan ruido, y encima en la oscuridad de la noche, resulta empresa muy difícil. Traten de imaginar a treinta mil personas juntas.

Hay bastantes más episodios con números extraños, pero como muestra, bien vale este.



"Josué se levantó con toda la gente de guerra para marchar sobre Ay. Escogió Josué 30.000 guerreros valientes y les hizo salir de noche,
4 dándoles esta orden: «Mirad, vosotros vais a estar emboscados a espaldas de la ciudad, pero no os alejéis mucho de ella, y estad todos alerta.
5 Yo y toda la gente que me acompaña nos acercaremos a la ciudad y, cuando la gente de Ay salga a nuestro encuentro como la primera vez, huiremos ante ellos.
6 Saldrán tras de nosotros hasta que los alejemos de la ciudad, porque se dirán: “Huyen delante de nosotros como la primera vez.
7 Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la ciudad; Yahveh, vuestro Dios, la pondrá en vuestras manos.
8 En cuanto toméis la ciudad la incendiaréis. Lo haréis según la orden de Yahveh. Mirad que os lo mando yo.»
(Josué 8:3:8 Biblia de Jerusalén)