A Jesús le preguntaron un dia: "¿Por qué hay ciegos de nacimiento?" Y Jesús, el hombre de las respuestas inefables, contestó: "Para mayor gloria de Dios".
No importa el hombre, importa Dios: Ele! ese es mi Jesús.

Jesús predicaba el siguiente sueño "igualitario": la inminente restauracion del reino de David, donde Judá gobernaría el mundo. En ese momento gobernaban el mundo los romanos. Miro hacia atras en la biblia y me pregunto: ¿La justicia judía era mejor que la romana? Evidentemente no. Pero Jesús era judío, pensaba como judío y predicaba la nostalgia de la hegemonía judia. No buscaba su independencia, como los celotes, algo comprensible, sino su hegemonia mundial, ahi es nada.

- Solo nuestro dios es el verdadero, solo nosotros somos el pueblo elegido.
Esas pretensiones judías y, por consiguiente, esa "profecia" de Jesus fracasaron estrepitosamente. Jesús, que esperaba verlas realizadas en vida, fue consciente del fracaso de su predicación, él, que se consideraba un enviado divino, el único en aquel momento digno de ser llamado hijo de Dios. Primero predicó su evangelio a las clases mas privilegiadas; ante el fracaso lo intentó con los pobres:
- Bienaventurados vosotros, pobres y desgraciados, porque yo os llamo para poblar el inminente reino de los cielos.
Como no le fue mejor, al final dicen (yo no me lo creo) que dijo a sus doce: Aqui no hay nada que hacer. Predicad el evangelio entre los gentiles. Los suburbios de Roma y Atenas, llenos de apatridas y esclavos, son terreno abonado. Decidles que el reino de los cielos judío es ahora suyo.

- Padre, padre -lloró en en su último momento -¿por qué me has abandonado?
Evidentemente lo que hay que entender es: Padre, padre, ¿en qué me he equivocado, que no se cumple nada de lo que creí me habías inspirado?
Los evangelios no lo cuentan, pero pongo la mano en el fuego a que el Padre no se dignó contestarle. Podía haberlo hecho:
- Yo nunca he hablado contigo. Tú eres un alucinado más que cree o espera que el cielo haga realidad lo que a él se le ocurra predicar.

Este fue el error más garrafal de Jesús, en opinión de este cronista, pensar que él y el Padre estaban sincronizados: - El Padre habla por mi boca - decía a quien le queria escuchar.
No fue capaz de entender que el "Padre" eran los estamentos judíos, y que estos nunca admitirían que el pueblo elegido fueran los pobres ni los gentiles. Entre el Mesías judío y un Mesías cristiano-gentil había una diferencia abismal, que solo son capaces de saltar los que desayunan tres veces al dia ruedas de molino salteadas con adoquines.