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Loma_P
Por de pronto, la primera información a tener en cuenta es que Abraham debió de nacer en la mítica capital de los caldeos, la ciudad de Ur (hoy día perteneciente a Irak), tal vez el núcleo urbano más importante de los primeros tiempos de la Humanidad. Situada en una zona portuaria del río Éufrates, en las proximidades del golfo Pérsico, Ur alcanzó su apogeo hacia el gobierno de la tercera dinastía, en el tránsito del segundo milenio a.C.
Entre los años 20 y 30 del siglo XX, un arquéologo británico, sir Leonard Woolley, llevó a cabo las más importantes excavaciones en Mesopotamia, entre ellas el famoso zigurat de Ur; Wolley no se recató lo más mínimo anunciando a bombo y platillo que había descubierto en Ur la casa natal de Abraham. Aunque el prospector británico fue recompensado con el título de sir por estos descubrimientos, lo cierto es que no existe ninguna prueba concluyente de que el edificio señalado por Woolley sea el hogar del patriarca. De igual modo, en las miles de tablas de arcilla con escritura cuneiforme legadas por la próspera civilización mesopotámica tampoco hay mención alguna a Abraham, que, desde luego, no debió de ocupar un papel preponderante en la ciudad.
Continuando con la narración del Génesis, Abraham acompañó a su padre, Téraj, a su sobrino, Lot, y a su mujer, Sarai, hacia la tierra de Canaán. Este desplazamiento carece de sentido religioso, ya que el Génesis no indica, como sí lo hará más adelante, ninguna instrucción dada a Abraham para abandonar el país de los caldeos. Sin embargo, la prosperidad de las civilización nacidas al albur del Creciente Fértil provocaba que muchas veces fuesen atacadas por fuerzas extranjeras. Casualmente, las tablillas con escritura cuneiforme revelan la existencia de una brutal campaña de saqueo de los elamitas (procedentes de la actual Irán) en las tierras gobernadas por Ur hacia el año 2000 a.C. Es probable que fuese este ataque armado lo que motivase que Abraham, como otros muchos habitantes de la ciudad caldea, decidiese emigrar hacia el oeste, en busca de mayor paz y tranquilidad.
A pesar de que el Génesis es claro en cuanto al nuevo destino de Abraham (Egipto), en las fuentes escritas y arqueológicas del país del Nilo no existe rastro alguno de la estancia del patriarca en su seno. En la ciudad de Avaris (al sur de El Cairo), en el yacimiento arqueológico de Tell el-Daba, existen indicios de contingentes migratorios de población procedente del nordeste del Néguev, pero la datación de estas pruebas no se remonta más allá de la dominación de Egipto por los hicsos, esto es, hacia la segunda mitad del primer milenio a.C. Vuelve a ser ésta otra de las contradicciones arqueológicas en la historia de Abraham (véase: Historia de Egipto).
Otro bulo más, como el de Moisés ...