Cita Iniciado por Augusto14 Ver Mensaje
Roberto el de las Cabras es un amigo. A veces lo llamo Rob, a veces Cabrito. De vez en cuando lo acompaño a la campiña y charlamos. Son charlas interesantes. Primero fue el perro, que es un cinico, el que venia a escucharnos, luego se fueron añadiendo algunas cabras. Hay que estar como una cabra para venir a escucharnos, por eso tenemos audiencia.
Hablamos de tonterias, claro esta, pues como dijo Cervantes, no pude contravenir el orden de la naturaleza en que cada cosa engendra su semejante.
No recuerdo bien que dije, cuando una cabra intervino:
- Beeee - dijo la cabra sin dejar de masticar.
- No le hagas caso, me dijo Rob, esta cabra esta como una cabra, solo le gusta contradecir e incordiar.
- Pero que ha dicho? - quise saber.
- Pues que el reino de los cielos les fue ofrecido a los judios y lo rechazaron; luego les fue ofrecido a gentiles y menudo pitorreo, y que ahora el pueblo de dios son las cabras.
Mire a la cabra a con detenimiento. Su mirada era profunda, plena de convencimiento religioso. Por un momento pense: ¿No hablara por la boca de esta cabra la divinidad?
Luego recapacité: No puede ser, yo soy ateo: Dios es un juguete de los creyentes. Esta cabra es uno mas con infulas de profeta.
Y decidi que para seguir oyendo las mismas fantasias religiosas no merecia la pena aprender el lenguaje de las cabras.
- Sigamos con lo nuestro -oi lejanamente a Roberto-. Tu dices que la materia es eterna, pero como puede ser eso? Si fuera eterna tambien seria infinita.
- No necesariamente -le conteste-. Eternidad e infinitud son conceptos diferentes.
- Beeeeee - volvio a intervenir la cabra.
Me ha gustado este relato y el anterior.
No he leído los anteriores, pero lo haré.