Última edición por ELB; 31-jul.-2021 a las 18:18
Job 19:25-27
"Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios
Al cual veré por mí mismo,Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí. "
ja ja, no tienes caso, Roberto. La envidia te consume.
Recuerda que para entrar al cielo deberás desprenderte de tu casa, cosa que no deseas hacer, porque la tienes de herencia para tu hijo.
Pobrecito. Tanto que t has esforzado en decirle a todos que deben venderlo todo, pero tú te acobardas.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Los misericordiosos mandamientos de Jesucristo, muy pocos los quieren guardar con amor, porque mandan NO MATARÁS y tener misericordia con todos... Prefieren a ""Pablo"" que justifica la esclavitud y la Ley de la espada...
Exactamente
no nos debemos preocupar en demacia
por lo material.
Algunos siervos fieles de Dios de tiempos bíblicos disfrutaban de riqueza y gloria.
Abrahán, por ejemplo, “tenía gran cantidad de manadas y plata y oro” (Génesis 13:2).
A Job se le conocía como “el más grande de todos los orientales”
por el abundante número de siervos y ganado que poseía (Job 1:3).
Los reyes de Israel, como David y Salomón, llegaron a acumular un gran patrimonio (1 Crónicas 29:1-5; 2 Crónicas 1:11, 12; Eclesiastés 2:4-9).
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)
Eso es consuelo de pobres, aceptación de ser pobre, esperanza para los pobres.
Y para que los pobres estén motivados con la promesa de una vida mejor que la terrenal.
Pero los pobres murieron pobres, los ricos vivieron y murieron ricos ... y todo sigue igual, ninguno se levantó, ni el rico, ni el pobre.