El Evangelio nos enseña que el único Dios verdadero, el Todopoderoso, creó todas las cosas y también creó al hombre. Y luego Dios mismo se hizo hombre, que es Jesucristo. Cuando Dios se hizo carne, se hizo hombre, pero todavía era Espíritu. Él no cambió su naturaleza. Él era el mismo Dios pero hecho hombre.