El contexto muestra que las palabras de Hebreos 9:27 aplican en primer lugar al sumo sacerdote del antiguo Israel, quien, en el Día de Expiación, prefiguraba a Jesucristo. (Hebreos 4:14,15.)
Pablo, al continuar su argumento, dijo que Cristo vino como sumo sacerdote, pero después de su muerte y resurrección entró, no en un lugar santo hecho de manos, sino en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor nuestro (Hebreos 9:11, 12, 24). ¿Tendría que repetirse aquel sacrificio? No. Cristo se ha manifestado una vez para siempre”(Hebreos 9:25, 26; Romanos 6:9).
Pablo entonces dijo: Y así como les está reservado a los hombres morir una vez para siempre, pero después de esto un juicio, así también el Cristo fue ofrecido una vez para siempre para cargar con los pecados de muchos. (Hebreos 9:27, 28.)
Dentro del contexto, Hebreos 9:27 se refiere al servicio de Jesús como sumo sacerdote en contraste con los sumos sacerdotes de Israel. Este texto también se ha usado para describir lo que experimentan en general los seres humanos por haber heredado la muerte adánica. Pero no apoya el punto de vista no bíblico de los que creen en la predestinación, a saber, que aun antes de que Adán y Eva fueran creados estaba predeterminado que morirían
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