Una guerra NO ES un accidente.

Para defenderse no hace falta matar a nadie; muchos pueblos de la antigüedad resolvían las amenazas de guerra mediante tratos, y hoy se siguen haciendo. Los gabaonitas comprometieron a Josué de no hacerles daño con un ardid, y cuando él entró en Canaán tuvo que dejarlos vivir por su promesa. Ellos no tuvieron que guerrear, porque buscaron una forma de evitarlo (Jos. 9). A las personas a las que Dios realmente no les importa, no les interesa evitar violar sus leyes ... y se justifican.