Navegar cerca de la costa es una cosa.
Cerca, para mis conceptos, es entre 100 y 300 km
(mejor hablar de km y km/hora en lugar de millas y nudos, ya que la milla nautica nada tiene que ver con la milla gringa o inglesa).
Pero nos estábamos preparando para la primera navegación "larga".
De salinas a puerto ayora son más de 1000 km, en un mar bastante calmo, de poco viento y poca corriente.
Imaginé que nos tomaría 7 días, pero resultaron 9.
Nuestra "vaca sagrada" hizo singladuras de 111 km, algo menos de 5 km/h.
El promedio del viaje completo fue de 6 km/h.
Navegar 9 días no deja de ser diferente, y sobre todo con el barco con el doble de tripulación. Éramos 15 durante esa travesía, nosotros, y los allegados del cuerpo de paz.
Había que cocinar en 2 turnos, y hacer todo en 2 turnos.
Zarpamos en la tarde. Esa era nuestra costumbre, de manera que almorzábamos tranquilos en el puerto.
Luego del zarpe, pasados los rollos burocráticos: el rol de tripulación, el rol de pasajeros, los pasaportes, los permisos, los timbres, las recomendaciones y la despedida.
"que tengan un buen viaje", me dijo el capitán de puerto.
Yo esperaba que nos deseara una buena navegación, o buenos vientos.
Pero parece que esos saludos ya no pertenecían a la jerga náutica del S XX.
Llegada la noche, el calor, la brisa suave, la luna llena.
Ya se perdían las luces de la costa.
Ahí, varios de los invitados se instalaron para dormir en cubierta.
"Momentito", les dije, "a dormir en los camarotes!!!".
... "pero si el mar parece una taza de leche, y, además, hay luna ...."
"Está preciosa la noche, pero mientras yo sea el capitán de este barco dormirán bajo cubierta"...
El arquitecto naval me pidió que él quería hacer la navegación astronómica, para dirigir el barco al puerto de destino.
<"Conforme. Pero yo lo haré por mi cuenta igual", le dije.
>"pero prométeme que no interferirás en mis cálculos, y que usaremos los cálculos míos".
<"Prometido".
9 días después, recalamos en puerto ayora gracias los impecables cálculos y observaciones de nuestro nuevo amigo.
Demás está decir que en los años 70 no existían los GPS ni nada que se les parezca.
Sol, luna, sextante, tablas nauticas, lápiz y papel.
Esos eran los GPS de antaño.
Además, obviamente, el compás.
Un sextante:
Un compás
