
Iniciado por
tomas0402
He sido una persona que me ha gustado mucho viajar. No siendo un viaje de una semana que hice a París, el resto ha sido dentro de mi país.
Al volante de mi coche, siempre que he podido, he recorrido pueblos y pueblos.
Al juzgar por sus tradiciones, todos, o casi todos, en la antigüedad habían sido merecedores de ser visitados por alguna bruja, hechicero, dragón, caballero andante, pareja de enamorados imposible, o cualquier otro suceso épico. Como testimonio perenne que avalaba esta tradición, quedaba la correspondiente gruta, pozo, cerro, ermita, ruinas de castillo, etc.
La tradición tiene la dinámica de una bola de nieve: La bola de nieve, cuanto más rueda, más grande se hace; la tradición, cuanto más tiempo pasa, más se agiganta.
No hay que olvidar que el cristianismo se sustenta mucho en la tradición. Incluso, si no fuera por la tradición, no se conocerían los autores de los evangelios, su principal base.