
Iniciado por
Elisabet*
Los hermanos eran los que se unían a la Iglesia. Y los que tenían propiedades las vendían para que todo fuera repartido según la necesidad de cada uno. Por eso en la Iglesia no había ricos, sino que todo lo tenían en común, pues si algún rico se convertía a Jesucristo, vendía lo que tenía y lo daba a la Iglesia para que todo fuera repartido según la necesidad de cada uno y entre los pobres.
Ellos no vivian asi, fue una circunstancia especial que surgió debido a
la predicación de los apostoles
Arrepiéntanse, y que cada uno de ustedes se bautice en el nombre de Jesucristo para que sus pecados sean perdonados, y recibirán el regalo del espíritu santo
En aquel día, unas 3.000 personas se unieron a los discípulos.
37 Cuando oyeron esto,
sintieron que un dolor les atravesaba el corazón
y les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
“Hermanos, ¿qué debemos hacer?”.
38 Pedro les dijo:
“Arrepiéntanse, y que cada uno de ustedes
se bautice en el nombre de Jesucristo
para que sus pecados sean perdonados,
y recibirán el regalo del espíritu santo.
39 Porque la promesa es para ustedes y sus hijos,
y para todos los que están lejos,
para todos a los que llame Jehová nuestro Dios”.
40 Y con muchas otras palabras les dio un testimonio completo
y les aconsejó:
“Sálvense de esta generación malvada”.
41 Así que se bautizaron los que aceptaron
de buena gana su mensaje.
En aquel día, unas 3.000 personas
se unieron a los discípulos.
42 Y se dedicaron a aprender lo que enseñaban los apóstoles,
a pasar tiempo unos con otros, a comer juntos y a orar.
hechos 2
(Hechos 4:4) Sin embargo,
muchos de los que habían escuchado el discurso
se hicieron creyentes;
llegaron a ser unos 5.000 hombres.
(Hechos 5:14)
Es más, siguió aumentando el número de creyentes en el Señor,
muchísimos hombres y mujeres.
Lo que sucedió fue tal como lo había predicho Joel 2:28, 29:
¡los discípulos llenos de espíritu comenzaron a profetizar,
hasta en idiomas extranjeros, milagrosamente!
Miles de judíos que estaban en Jerusalén
para celebrar la fiesta del Pentecostés se reunieron
para observar el espectáculo. Oyeron a la pequeña congregación
de discípulos de Cristo “hablar,” como ellos dijeron,
“en nuestras lenguas acerca de las cosas magníficas de Dios.”—Hechos 2:11.