Los jueces son una protección para la sociedad
si están bien preparados, son justos y no se dejan sobornar.

La Ley de Dios valoraba mucho a esa clase de jueces.

De hecho, al principio del éxodo de Israel
por el desierto se le dijo a Moisés que buscara a
“hombres capaces, temerosos de Dios,
hombres dignos de confianza, que [odiaran] la ganancia injusta”


Cuarenta años después,
Moisés recalcó la importancia de conseguir
“hombres sabios y [sensatos] y experimentados”
para que fueran jueces