Los jueces son una protección para la sociedad
si están bien preparados, son justos y no se dejan sobornar.
La Ley de Dios valoraba mucho a esa clase de jueces.
De hecho, al principio del éxodo de Israel
por el desierto se le dijo a Moisés que buscara a
“hombres capaces, temerosos de Dios,
hombres dignos de confianza, que [odiaran] la ganancia injusta”
Cuarenta años después,
Moisés recalcó la importancia de conseguir
“hombres sabios y [sensatos] y experimentados”
para que fueran jueces
LO QUE YO ENSEÑO NO ES MIO
PERTENECE AL QUE ME ENVIO” (Juan 7:16.)