Por mucho que se hayan esforzado por eliminar la enseñanza del Evangelio, no han podido, pues ahí está la enseñanza del amor, la misericordia y el perdón, y no han podido eliminarla.
Por mucho que ciertos escritos presuman de haberse mantenido durante muchos años sin cambios, de nada valen si los cambios ya se produjeron en la ley antes de esos años transcurridos.
Y sobre todo, independientemente de los años que hayan pasado por esos escritos, de nada valen si no enseñan el amor, la misericordia y el perdón que nos enseña el Evangelio.