La verdadera Palabra de Dios es la Palabra del Evangelio. Y los verdaderos mandamientos dados por Dios que siempre y para siempre son los mandamientos que Jesús enseñó cuando predicó el Evangelio.
De lo demás que hay en las Escrituras, tanto del Nuevo Testamento como del Antiguo Testamento, solamente lo que coincide con lo que enseña el Evangelio es verdadero.
Todo aquello que contradice al Evangelio no es verdadero.