En el relato de Revelación 4:8 a 5:7
se describe a Dios sentado en su trono celestial,
pero Jesús no está allí.

Él tiene que acercarse a Dios
para tomar un rollo de la mano derecha de Dios.

Esto muestra que en el cielo Jesús no es Dios,
sino que es una entidad separada de él.

Respecto a la resurrección de Jesús,
Pedro y los que estaban con él dijeron al Sanedrín judío:

“A este [Jesús], Dios lo ensalzó a su diestra”. (Hechos 5:31.)

Pablo dijo: “Dios lo ensalzó a un puesto superior”. (Filipenses 2:9.)

Si Jesús hubiera sido Dios,
¿cómo se podría haber ensalzado, es decir,
levantado a un puesto superior al que tenía antes?

Ya habría sido una parte ensalzada de la Trinidad.
Si antes de su ensalzamiento Jesús hubiera sido igual a Dios,
el ensalzarlo más lo habría hecho superior a Dios.