Cuando en 1209 la ciudad de Beziers, en la que se habían refugiado algunos albigenses, estaba siendo asaltada por el ejercito del papa Inocencio III, alguien le dijo a Arnaldo Amalrico, legado del papa, que dentro de la ciudad había más cristianos ortodoxos que herejes, a lo cual contestó: «Mátenlos a todos que ya después el Señor verá cuáles son los suyos».

Fueron todos masacrados, hombres, mujeres, niños y ancianos.

Esa noche, el legado del papa Arnaldo Amalrico le escribía a Inocencio III: «Hoy, Su Santidad, veinte mil ciudadanos fueron pasados por la espada sin importar el sexo ni la edad».

Inocencio III había prometido a los nobles que apoyaran su cruzada, quedarse con las tierras de los albigenses muertos.

¿Qué opinaría Jesús de estas cosas?