Simón de Montfort
Los cronistas de la época e historiadores modernos nos presentan a Simón de Montfort como bien dotado para la estrategia militar, obsesionado por manifestar su catolicismo hasta el punto de ordenar celebrar misa de campaña antes de entrar en combate, por muy urgente que fuera la situación, y, sobre todo, hombre despiadado y sanguinario.
Su crueldad, aplicada tanto en el trato a los prisioneros como en el campo de batalla, se hace patente en las terribles mutilaciones, en el descuartizamiento en vivo, en el despedazamiento de cuerpos [...] La presencia documentada del dirigente de la Cruzada en cada uno de los "espectáculos" horripilantes que se organizaban es un dato más a añadir.
Uno de los episodios más crueles de la cruzada se dio en la ciudad de Bram, en la primavera de 1210, donde, tras rendirla, Montfort mandó dejar ciegos y mancos a más de cien de sus habitantes, a los que mandó cortar también orejas, nariz y labios, menos a uno, al que dejó un ojo, para que pudiera guiar a los demás hasta Cabaret, que pensaba asediar. Todo ello con la intención de desmoralizar a sus habitantes. (Wikipedia)
La Verdad nos hará libres.
Pues Napoleón tenía toda a razón.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
No te preocupes.
Los poderosos tienen recursos para alterar la verdad.
Solamente lee la prensa argentina.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.
En cuanto vuelva te quedarás sin nada.
A menos que la metan al calabozo antes, claro.
Jamás comprenderás la inmensidad de La Nada.