Llamarle como gustes,
Jesús pago el precio del pecado con su muerte.
(1 Juan 2:2)
Y él es un sacrificio propiciatorio por nuestros pecados,
pero no solo por los nuestros,
sino también por los de todo el mundo.
(1 Juan 4:10)
El amor consiste en esto,
no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos amó a nosotros
y envió a su Hijo como sacrificio
propiciatorio por nuestros pecados.
Dios envió a Cristo
“como ofrenda para propiciación
mediante fe en su sangre”. (Ro 3:21-26.)